En 2024, la Dirección General de Tráfico (DGT) enfrentó una avalancha de críticas debido a los errores en la asignación de etiquetas medioambientales. Miles de conductores se vieron afectados por una clasificación que, basada más en la fecha de matriculación que en las emisiones reales de CO2, resultó en la distribución errónea de etiquetas. Este problema subraya la falta de rigor en los criterios utilizados y ha llevado a la DGT a permitir correcciones para quienes recibieron una etiqueta inadecuada.

Procedimiento de Reetiquetado

El proceso para corregir estos errores es costoso y tedioso para los propietarios. Inicia con la obtención de un certificado de emisiones del fabricante, con un costo entre 100 y 150 euros. Luego, los conductores deben pagar una tasa adicional de 850 euros a la DGT para actualizar su etiqueta. Esta carga económica y burocrática debería haber sido evitada si la clasificación original se hubiera basado en las normas Euro de emisiones, disponibles en las fichas técnicas de los vehículos.

Impacto en los Conductores

Las etiquetas medioambientales son cruciales para acceder a las Zonas de Bajas Emisiones en ciudades como Madrid y Barcelona. Muchos conductores, al recibir una etiqueta incorrecta, han renunciado al uso de sus vehículos o han sido forzados a adquirir nuevos autos, contribuyendo al achatarramiento prematuro de vehículos. Esto ha generado un movimiento significativo de afectados que buscan rectificar sus etiquetas para poder circular sin restricciones.

¿Una Solución a la Vista?

La DGT ha reconocido sus errores, pero la solución aún recae en los bolsillos de los propietarios. La implementación de criterios más precisos y basados en las emisiones reales de CO2 de cada vehículo es esencial para evitar futuros inconvenientes. Además, debería considerarse la eliminación de las tasas adicionales para el reetiquetado, facilitando así un sistema más justo y accesible para todos los conductores.

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